miércoles, 7 de noviembre de 2007

Félix Coluccio - Folklore -

A juzgar por la energía que despliega, se diría que el bastón en que se apoya es una coquetería de este señor amable de recientes 90 años. Félix Coluccio es uno de los folklorólogos más reconocidos en nuestro país, América y el mundo. Dedicó sus días a la pasión de hallar, clasificar, recopilar, describir, difundir costumbres de los pueblos, hechos tan profundamente arraigados que ya no son de nadie y son de todos. Aún hoy escribe y publica, con ánimo y método que muchos jóvenes envidiarían. Sus libros ya son más de 50, y siguen los títulos.
Desde su recordado Diccionario folklórico argentino –dos volúmenes de 1948 que constantemente revisa y aumenta–, una interminable lista de tradiciones, fiestas, juegos, mitos y devociones populares desbordan de sus textos. Ha documentado unas 850 leyendas. Sus definiciones les dieron forma a diccionarios tan apreciados por académicos de letras como por curiosos aficionados: Voces y expresiones argentinas, Creencias y supersticiones argentinas y americanas, Juegos infantiles latinoamericanos, entre otros. Tamaña riqueza de material no pudo menos que recrearse, luego, en libros de cuentos para chicos y grandes. Movidos por idéntico afán de investigación, sus hijos –Marta, Susana, Amalia y Jorge– lo acompañan en la tarea. Con Devociones populares argentinas y americanas aún tibio de la imprenta –después de El diablo en la tradición oral de Iberoamérica–, Coluccio prepara un trabajo sobre la muerte, sus ritos y significados.
“Hace poco se equivocaron y le pusieron mi nombre a una escuela de folklore”, dice con humildad Félix Coluccio, director en dos oportunidades del Fondo Nacional de las Artes. Se mueve en medio de un pintoresco caos de papeles y libros, un desorden con ley propia al que llama “la cueva”, donde resguarda anécdotas y datos. Lleva su eterna boina en la cabeza. Es sencillo, al modo de los caminos de polvo recorridos para escuchar el pulso de las comunidades perdidas en sierras o campos. Hospitalario como las gentes que le han regalado historias de antepasados remotos en toda América latina.
Además del investigador a quien le llueven homenajes y premios, es un abuelo encantador –tiene once nietos–, de los que sugieren “¿no te llevás un saquito?”, pero saben dejar hacer. No cuesta imaginarlo hace más de medio siglo, junto a sus hijos pequeños, cuando les contaba cuentos aprendidos de su madre, una calabresa casi analfabeta, plena de historias sobre campos de lino, vides y olivares mediterráneos.
Maestro, profesor de geografía y de educación física, subsecretario de Cultura de la Nación en 1975 (“anduve ambulando por todo el país, visitando centros culturales y artísticos, aborígenes, llevando exposiciones, libros”), Coluccio impresiona como una enciclopedia viva, un compendio de datos de la cultura popular. Se le escapa un relato tras otro: desde la procesión jujeña de la Virgen de Punta Corral en Semana Santa hasta la devoción a la sanjuanina Difunta Correa o la reciente mitificación de los bailanteros Gilda y Rodrigo, pasando por la leyenda europea de la flor de Ilolay.
–¿Aún siguen descubriéndose fenómenos folklóricos? ¿Cómo y dónde se encuentran?
–Siguen surgiendo, en todo el mundo, y todavía no están estudiados exhaustivamente. En algún momento, a raíz de estudios, afloran: son fenómenos anónimos que tienen desde cien (se ha acordado que es el mínimo de vigencia para ser considerados folklóricos) hasta miles de años; en Europa hay leyendas que nacieron en la Edad Media. La ciencia de la investigación folklórica estudia los hechos culturales que se dan en comunidades lo menos contaminadas posible con la cultura contemporánea, con el progreso, tal como ocurre en las ciudades. Hay que meterse por caminos laterales, llegar a pueblos, patear horas y horas. Son lugares donde apenas hay escuelas primarias, o ni siquiera eso, donde se guarda un hondo sentido tradicional con los ancestros. Las danzas mapuches, por ejemplo, son rogativas a los dioses, costumbres que vienen de los antepasados, relacionadas con la explicación de fenómenos. Cada paso de la danza representa algo de su mundo interior y exterior. El folklore es filosofía, es tomar una actitud seria frente a diferentes hechos de la vida.
–¿Qué lo impulsó a trabajar en esta materia?
–Empecé a dar Geografía humana, lo que implicaba viajar a las comunidades. Y después tuve la amistad del más grande estudioso del folklore en la Argentina, Augusto Raúl Cortazar. El me fue envenenando, me decía “yo te voy a pasar el veneno del folklore”. Hasta que me contagié y ya no paré, me dediqué más al folklore que a la geografía.
–¿Una anécdota de Cortazar?
–Para la segunda edición del diccionario de folklore le pedí que me hiciera el prólogo. Me dijo “sí, te lo hago, pero primero te ordeno la bibliografía, porque la forma en que la presentás vos (alfabéticamente) es un mamarracho”. Un domingo a la mañana apareció en mi casa con una valijita (tuve que empezar a buscar entre mis papeles), y se llevó el diccionario. ¡Eran 1500 fichas! A la semana tocó el timbre y me lo entregó, presentada al modo científico: de eso dejo constancia en el libro. Resultó un trabajo fundamental, que luego fue considerado no sólo una bibliografía del libro, sino de todo el folklore.
–¿Cómo surge una devoción, un mito?
–Por instinto popular. A la gente no muy ilustrada le despiertan mucha piedad las tragedias en las cuales hay muertos, especialmente jóvenes, como los casos de Gilda o Rodrigo. En Salta hay una devoción a Juana Figueroa, una mujer muerta por su marido celoso. Aunque estos cultos son paganos, en el fondo tienen un hondo sentido religioso: les ponen crucifijos, estampas de la Virgen, la foto de un boxeador, no se hace una selección. También a las cosas que no pueden explicarse racionalmente se les atribuye un origen sobrenatural.
–¿Las devociones son diferentes según el estrato social?
–La devoción popular es propia, en general, de las clases medias bajas o medias. Pero, por ejemplo, en San Juan, a la Difunta Correa la veneran también las clases altas. Gente de todo tipo la recuerda, con un sentimiento de piedad muy grande hacia esa mujer que murió de sed en el desierto mientras escapaba de sus perseguidores y aún después de morir siguió amamantando a su chiquito hasta que los encontraron unos arrieros. ¡Y eso no es cuento! Cuando yo estuve allí, becado para hacer un estudio, el gobernador mismo me dijo: “No va a encontrar sanjuanino que no le rinda culto”. Era cierto.
–¿Qué hace que una leyenda se mantenga viva?
–El interés que despierta. Perduran las más arquetípicas; algunas son eternas.
–¿La globalización y el turismo atentan contra el folklore o ayudan a difundirlo?
–Y..., a nosotros, los que estudiamos seriamente el folklore, no nos gusta la globalización, porque uniformiza... No me opongo ni abro juicio, ni sé bien qué es. Una vez, en un congreso de folklore un periodista me preguntó sobre eso y al día siguiente apareció como título en el diario: “Coluccio dice que globalización es mala palabra”. En cuanto al turismo, bien orientado debería ir del brazo del folklore, pero lamentablemente no se entiende así...
–¿En qué situaciones tuvo que “creer o reventar”?
–No, yo estudio y aíslo mi personalidad respecto de eso. Reflejo los fenómenos, no los juzgo.
–¿Adoptó alguna superstición?
–No, ...
–¿Pero no cree en las brujas?
–Que las hay, las hay... Fueron famosas en toda la historia de la humanidad... ¿Usted cree en el diablo? Existe, ¿no? Cuando escribí sobre él, todos los que consulté, quien más, quien menos, creía. Yo sí creo, no en el tipo de los cuernos, sino en el mal, que desemboca en tragedias humanas...
–Habrá conocido a muchos que dijeran haber participado en una Salamanca.
–Síííí...
–¿Usted fue de la partida?
–No, nunca, no por temor, sólo que no tuve oportunidad. Un amigo catamarqueño me decía “venite, venite con nosotros”. ¡Lo doy por cierto! No es que suceda todo el aquelarre que se cuenta, pero... ¿Usted cree en el daño? Yo creo que existen los que hacen daños, y fuertes. Yo tendría trece o catorce años, un día fui a ver a unos compañeros a una casa de conventillos. De pronto una mujer hace pasar a otra, la bruja, para que le dijera con quién la engañaba su esposo. La bruja puso una palangana con agua en la mesa, los vecinos se reunieron alrededor, la bruja hizo su brujería y la mujer vio la figura de la mujer que le robaba a su marido, salió corriendo con un cuchillo gritando que la iba a matar. Finalmente a la otra la mataron. Pueden hacerse algunas cosas increíbles por superstición.
–¿Cómo es su trabajo sobre la muerte?
–La muerte tiene cientos de ritos diferentes en los pueblos del mundo. Para unos es trascender, la recubren de toda grandeza y espiritualidad; para otros es una fatalidad. En algunos lugares se forman coros de rezadoras, de mujeres que lloran, de niños. Se toma caña para paliar el frío de la noche, se dicen chistes y adivinanzas, se festeja. Cuando muere un niño, amado e inocente, se hace en algunos lugares “el velorio del angelito”. Se bajan nudos del ataúd, y por cada nudo se dice una oración con el mensaje que el niño debe transmitir cuando llegue al cielo...
A Félix Coluccio las anécdotas lo persiguen. Cada uno de los recuerdos de tantos viajes –imágenes de ídolos o santos populares, duendes, máscaras, esculturas– que guarda en su casa, tiene su historia. Finalmente, se detiene en una foto en sepia, de sus padres: “¡De chico yo era un atorrante! Agarraba la calle, me iba con mis amigos y no volvía hasta tarde... Cambié totalmente cuando cayó en mis manos El hombre ilustrado, de José Ingenieros: me hizo ver que había que ser alguien en la vida...” A la vista, una meta más que superada.

Félix Coluccio

Adiós a Félix Coluccio

A los 94 años ha fallecido don Félix Coluccio considerado con toda razón, como el mayor de nuestros folklorólogos. Hace poco tiempo, al finalizar octubre del 2003, la Academia creó la categoría de Académico Honoris Causa para expresar su admiración y su reconocimiento a quien, en el decir de la académica doña Cora Cané, "publicando libros, ocupando cátedras, fundando instituciones culturales, penetrando hasta las más profundas raíces de nuestro patrimonio tradicional, dando conferencias y seminarios, llegó a la alta ancianidad con su mano tendida para la amistad traslúcida, su buen humor y su modestia ejemplar".

La obra escrita de Félix Coluccio es muy vasta. Se prolongó entre 1945, cuando dio a conocer su Vocabulario geográfico, y 2005, Diccionario Folklórico argentino en colaboración con su hija Susana, que actualmente se encuentra en las prensas de editorial Corregidor.

El profesor Coluccio desempeñó altos cargos en la cultura oficial. Fue, en efecto, director del Fondo Nacional de las Artes entre 1973 y 1975, y entre 1984 y 1991. En el período 1974-1975 fue Subsecretario de Cultura de la Nación. Paralelamente desarrolló una amplia y fecunda carrera en la docencia. Era Maestro Normal Nacional por la escuela Normal Mixta de Avellaneda y profesor Nacional de Geografía por el Instituto Superior del Profesorado Joaquín V. González. El Liceo Militar General San Martín lo contó en el cuerpo profesoral y entre sus dirigentes. Por lo demás, su actividad está reflejada por la prensa que en muchísimas ocasiones destacó la importancia de su obra.

El reconocimiento fue unánime: en 2004 el gran jurado de los premios Konex le otorgó el Konex de Platino en la categoría Folklore.

Al aceptar el cargo de Académico Honoris Causa dijo Coluccio que la Academia Porteña del Lunfardo "es un hito tradicional de esta Argentina que nos sorprende día a día con su grandeza espiritual, que como un torbellino nos empuja a no claudicar ni un instante

lunes, 5 de noviembre de 2007

Félix Coluccio

Félix Coluccio

Félix Coluccio nace el 23 de agosto de 1911, en el barrio de la Boca de la Capital Federal, y murió el jueves 4 de agosto de 2005 a las 17:30 hs.

Títulos de Grado y/o Post-grado alcanzados. Institución otorgante y año:
Profesor Superior Nacional de Geografía recibido en el Instituto Superior del Profesorado, 1933
Profesor Superior Nacional de Educación Física recibido en el Instituto Nacional Superior de Educación Física.
Egresado del Instituto Superior de Conducción Educativa


Becas obtenidas. Institución otorgante y año:
Beca de Investigación Folklórica otorgada por la Secretaría Nacional de Cultura, 1951.


Premios obtenidos. Año de otorgamiento:
Medalla de Plata Silvio Romero – San Pablo. 1954.
Faja de Honor de la S.A.D.E., 1965, por Diccionario Folklórico Argentino.
Medalla de Honor del municipio de Calabria, 1982.
Pluma de Plata del Pen Club argentino, 1980.
Luna de Plata , entregada por el Fondo Nacional de las Artes, por su trayectoria en folklore.
Premio Internacional Fernando Ortiz, otorgado por la Fundación del mismo nombre de Cuba , año 2000.
Premio Campana de Plata entregado por la fundación Fernando Ortiz, Embajada de Cuba , Buenos Aires, 2001.
Gran Premio de Honor de la SADE, diciembre del 2001.


Condecoraciones recibidas:
Condecoración del Brasil con la orden Silvio Romero, 1960.
Llave de la ciudad de Salta. Ministerio de Educación, Salta, 1975.
Orden del Poncho, Santa Fe, 1980.
Vecino eminente de Villa Pueyrredon, Buenos Aires, 1980.
Medalla al Merito Liceo Militar General San Martín , 1980.
Comendador de la Comunidad de Regio, Calabria.
Mayor Notable de la Cultura Argentina. Cámara de Diputados . 1997.
Ciudadano emérito de la Cultura Argentina. 1999.
Una calle de Rió Tercero, Córdoba, lleva el nombre de Félix Coluccio.


Cargos docentes, públicos, privados y otros alcanzados:
Presidente de la Fundación Liceana (1932).
Miembro Fundador de la Academia Nacional de Geografía.
Director del Fondo Nacional de las Artes, 1973-1976 y 1984-1989.
Subsecretario de Cultura de la Nación, 1974-1975.
Profesor Fundador y Regente del Liceo Militar Gral. San Martín, 1939-1963.
Profesor adscrito a la cátedra de Geografía Humana del Instituto Superior del Profesorado
Profesor y Director del Gabinete de Investigaciones Folklóricas del Instituto Bernasconi.
Director del Fondo Nacional de las Artes(1973-1975 , 1984-1989).


Libros y/o trabajos publicados o encomendados:
Diccionario Folklórico Argentino - 1º Edición 1948, 2º Edición 1994.
Vocabulario Geográfico - 1º Edición 1945, 2º Edición 1950.
Fiestas y Celebraciones de la República Argentina - 1932 y 1993.
Antología Ibérica y americana del Folklore - 1953.
Folklore para la Escuela - (en colaboración) 1965 y 1993.
Diccionario de Voces y Expresiones Argentinas - 1970 y 1986.
Varios artículos vinculados al folklore en el país y en el exterior.
Colaborador en diarios como: La Prensa, Clarín, El Liberal, (Sgo. Del Estero), Pregón ( Jujuy) y La Capital ( Mar del Plata ).
Libros y/o trabajos publicados o encomendados:
Geografía y Folklore - Editado por la Academia Nacional de Geografía.
Cultos y canonizaciones populares de la República Argentina - 1986.
Aproximación a la raíz folklórica en la novelística latinoamericana - 1994.
Llamar e Palma - 1992
Varios artículos vinculados al folklore en el país y en el exterior.
Y como si esto fuera poco, del eminente profesor podemos decir que:

Escribió:

Cuentos Folklóricos con Marta Isabel Coluccio.

Diccionario de Creencias y Supersticiones.

Diccionario de Juegos Infantiles.

Realizó publicaciones en revistas extranjeras, como Folklore Americano de México, Investigaciones Folklóricas de la Universidad de Buenos Aires, etc...

Fue Jurado Nacional y Provincial para premios de literatura, Folklore y Artesanías.

Participó en cursos, conferencias en radio y televisión.

Asesor del programa Raíz y Canto ( 1976-1978), Canal 11 de Bs.As.

Investigaciones de campo en Argentina. Bolivia, Brasil, Paraguay, Uruguay, México, Chile, España, Italia, Francia, Portugal, Rumania, Austria, Cuba, etc. Y particularmente en los Andes peruanos.
Director de numerosos congresos internacionales y nacionales , en Brasil, Perú, Paraguay, Uruguay, México, Portugal, Rumania y en Argentina desde Ushuaia hasta La Quiaca.
Destacada actuación en los Congresos Internacionales de Folklore de San Pablo en 1954, Brasil; Buenos Aires 1960, Argentina; Santo Tirso 1963, Portugal; México DF. 1974; Bucarest, 1974, Rumania; Lima Perú 1985; Santiago de Chile 1995 al 2000

sábado, 3 de noviembre de 2007

HOMENAJE A FELIX COLUCCIO
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El 4 de agosto murió en Buenos Aires, el más grande investigador del folklore latinoamericano: FELIX COLUCCCIO. Ayer, una jornada después del día mundial del folklore, hubiera cumplido 94 años.

Tuve el extraordinario privilegio de tener con el una larga amistad y un anhelo compartido: dar a conocer el misterioso y rico universo de los juegos infantiles y señalar su relevancia en los procesos identitarios y de humanización. Recibí a lo largo de la última década sus libros y sus cartas alentadoras, expresivos de su talento, generosidad y gran humanidad.

Incansable trabajador de la cultura, cultivó el respeto y el amor de numerosos amigos en el país y latinoamérica. Repensar su vida y su obra es importante para que las jóvenes generaciones acudan a sus publicaciones, en las que dejó cronicada la sabiduría profunda de nuestros pueblos.

Profesor de Geografía y Educación Física. Se desempeñó como adscripto a la Cátedra de Geografía Humana del Instituto Superior del Profesorado. Profesor y Director fundador de la Cátedra de Folklore en el lnstituto Felix Bernasconi y Miembro de la Academia Nacional de Geografía. Trabajó junto al profesor Augusto Raúl Cortazar hasta su muerte, sucediéndole como Director del Fondo Nacional de las Artes. Fue Subsecretario de Cultura de la Nación.

Entre sus numerosas publicaciones merecen señalarse: Diccionario Folklórico Argentino; Diccionario de Juegos Infantiles Latinoamericanos; Diccionario de Creencias y Supersticiones; Llamar el Alma; Los Potros de la Libertad; Fiestas y Costumbres de Latinoamérica; Cuentos Folklóricos de Iberoamérica; Fiestas y Celebraciones de la República Argentina; Folklore para la Escuela; Fauna del Terror en el Folklore Iberoamericano; Folklore Infantil; El Diablo en la Tradición Oral de Iberoamérica; Folkloristas e Instituciones Folklóricas del Mundo; Las Devociones Populares.

Coautor en el Libro La Infancia en Juego, editado en nuestra ciudad, con el capítulo Una Contribución a la Clasificación de los Juegos Infantiles Folklóricos Su excepcional aporte al conocimiento de la cultura de la infancia fue ponderado en el prólogo de esa obra por la Dra. Noemí Allidiere (UBA) diciendo:

Félix Coluccio, en un sabio intento de reconocer raíces y de rescatar tradiciones, nos aporta la laboriosidad de su clasificación de los juegos folklóricos infantiles. Describe los juegos que se han usado, a lo largo de los tiempos, para conjugar los miedos eternos e interrogar misterios universales. En su lista se van dibujando juegos que, como las escondidas o el gallito ciego, intentan elaborar las fantasías de separación y pérdida; juegos que, como las rondas infantiles, remedan el ciclo perenne de la vida; juegos que, como el saltar a la cuerda y el sube y baja, permiten descargar la excitación somática que el niño no puede integrar por otros medios; juegos que, como la cinchada, plantean una precoz medición de fuerza, prolegómeno de las futuras mediciones de la vida; juegos que, como las estatuas, conjuran a la inmovilidad y a la muerte. En fin, todos los juegos y, también, algunos mitos populares, la mayor parte de transmisión oral, están descriptos en las páginas de este libro.

Investigador con más de 60 años en la tarea de indagación folklórica ha recibido Premios Nacionales e Internacionales: Premio Konex de Platino, Faja de Honor de la SADE, Premio Presidencia de la Nación Argentina 1999 por su aporte a la Cultura Nacional, laureado con la Medalla de Plata Silvio Romero de Brasil y el Premio Maestro de Maestros por la Academia Binacional de Folklore de Chile. Su labor ha tenido amplia repercusión y reconocimiento nacional e internacional. Numerosas Salas de Lectura, Bibliotecas, Aulas de Escuelas y Jardines de Infantes y calles del interior de nuestro país llevan su nombre.
Participó como Invitado Especial en numerosos Congresos Nacionales e Internacionales. Presidió en Tandil el Congreso Los Saberes Populares en el fin del Milenio organizado desde el NEES, Facultad de Ciencias Humanas y la Academia Binacional de Folklore Chileno Argentino, en esa ocasión recibió el homenaje de la Universidad Nacional del Centro que lo distinguió declarándolo Huésped de Honor.
Fue Presidente de la Comisión Permanente Internacional de Folklore, con sede en Buenos Aires. Su labor se complementó con la investigación de folkloristas de todo el mundo. Lo acompañaron en sus indagaciones y publicaciones sus hijas Marta Isabel y Susana Beatriz Coluccio.
Pasó por la ciudad de Tandil y participó con su presencia cálida y entusiasta en los Congresos Los Juegos del Hombre (1992) y Los Saberes Populares en el Fin del Milenio (1999), acompañado por su incansable compañera Maria Mercedes y su hija Susana. En ese viaje donó parte de su biblioteca personal a la Biblioteca Central de la Universidad.
El amó las sierras de Tandil y el mar de Mar del Plata, tan próximo. Un último regalo-poema de su autoría, publicado por la Sociedad de Escritores de la Pcia. de Buenos Aires expresa ese sentimiento:

"Cuando tenga que morir quisiera
Que fuera en este mar azul.
Amanecer dormido sobre el agua
Bebido el cuerpo en dura sal
y rubia arena(..)

Cuando tenga que morir quisiera
Morir en este mar azul y en primavera"(…)

Que por un momento se acallen las voces de los copleros, los cantores y los narradores, se silencien las instrumentos musicales, se aquieten las danzas y los telares, dejen los artesanos de trenzar, los plateros de cincelar, las madres de acunar, las niñas de saltar a la rayuela, para despedir con amor y ternura a FELIX COLUCCIO, un hombre sabio, entrañable y luminoso que reflejó como ningún otro la dimensión espiritual de nuestros pueblos.

María Marta Pasini
Dto. de Educación. Facultad de Ciencias Humanas. UNCPBA
Tandil. Argentina. 24 de agosto de 2005

viernes, 2 de noviembre de 2007

Félix Coluccio

Escritor e investigador. Algunos títulos de sus libros: Diccionario folklórico Argentino. Devocionoes populares. El diablo en la tradición oral de iberoamérica. Diccionario Folklorico de Flora y Fauna de América.

Felix Coluccio - diario "La Nación" Argentina

Murió a los 93 años
Félix Coluccio, el mayor estudioso del folklore

Investigaba con rigor científico y pasión

Una vida dedicada con pasión y rigor científico a la divulgación de la cultura popular caracterizó la existencia de Félix Coluccio, uno de los mayores conocedores de las raíces del folklore argentino, cuyos restos fueron sepultados ayer en el cementerio de la Chacarita.

Como informó ayer LA NACION, su deceso se produjo a los 93 años en esta ciudad. Fue subsecretario de Cultura de la Nación (1974/75), director del Fondo Nacional de las Artes y miembro de la Academia Nacional de Geografía.

El año último fue galardonado con el Premio Konex de Platino, en reconocimiento a su vocación de toda una vida dedicada a la divulgación de la cultura popular. Era autor del Diccionario Folklórico Argentino y del Diccionario de Voces y Expresiones Argentinas, obras que se consideran clásicas en el campo lexicográfico.

Su infatigable interés por la recopilación de documentos sobre la cultura autóctona lo llevaron de viaje por Bolivia, México, Chile, Paraguay, Uruguay y la Argentina. Como resultado de sus investigaciones editó el Diccionario Folklórico de la Flora y la Fauna de América, el Vocabulario geográfico, el Diccionario Geológico Minero y el Diccionario del Folklore Americano.

También produjo otras obras excepcionales, como el Diccionario de Creencias y Supersticiones Argentinas y Americanas, y el Diccionario de Juegos Infantiles Latinoamericanos. El Gobierno lo declaró en 1999 "ciudadano emérito de la cultura argentina" e integró la Academia Nacional del Tango.

Ya fuera a caballo, a pie o algún vehículo ofrecido por lugareños, don Félix Coluccio recorría con enorme paciencia la geografía argentina o latinoamericana en busca de un mapa, de un libro, de un documento que le aportaran las referencias que precisaba para completar una investigación, la que acometía sin demoras y despojado de urgencias.

La Academia Argentina de Letras le rindió un homenaje hace tres años, por sus valiosos aportes, al considerarlo "decano de los folklorólogos de nuestro país y uno de los más respetados del continente".

La descripción de su obra no estaría completa si no se señalara una condición primordial de su personalidad: la vocación de servicio. Como señaló la Academia de Letras en el citado homenaje, Coluccio investigó, exploró y estudió para comunicar lo hallado a sus hermanos.

Para entender el significado de la muerte, visitó cementerios y estudió las cruces y los epitafios. Hace dos años había dicho a LA NACION: "El culto a la muerte es muy sentido, muy serio, porque tarde o temprano todos vamos a pasar por esa experiencia".

Félix Coluccio

Félix Coluccio: Investigador del folklore americano, es hijo de inmigrantes italianos residentes en Calabria, cuyos orígenes estaban en Florencia.
Sus padres llegaron a América (Buenos Aires) con la "gran inmigración", y se asentaron en el Barrio de La Boca, donde nació el 3 de agosto de 1911. Allí vivió parte de su primera infancia y luego en Lanús, provincia de Buenos Aires.
Fue maestro, profesor nacional de geografía y de educación física. Entró en el mundo del folklore junto a su amigo investigador Augusto Raúl Cortazar, a quien debe su formación, transferida a su vez a jóvenes a través de los cursos de capacitación para educadores en ejercicio que dictaba en el Instituto Félix Ferrando Bernasconi.
Asistió a numerosos congresos nacionales e internacionales de Folklore, como el de San Pablo, Brasil (1954); Buenos Aires (1960); Santa Tirso, Portugal (1963); Bucarest, Rumania (1974); Binacionales de Folklore Argentino-Chileno, realizados en Santiago, Chile, Buenos Aires y Salta (Argentina).
Fue Director del Fondo Nacional de las Artes en dos períodos y Subsecretario de Cultura de la Nación. Ha mantenido contactos con estudiosos del folklore de todo el mundo.
Reconoce que la vocación folklórica le fue inspirada por su madre, que desde niño le contaba cuentos y leyendas populares y tradicionales, así como lo entretenía con juegos infantiles que tienen difusión universal, todos ellos registrados por los grandes maestros del folklore en todo el mundo.
A lo largo de su extensa vida ha recibido numerosas distinciones: Konex de platino, Mayor Notable, Cámara de Diputados de la Nación, 1997; Trayectoria folklórica, Fondo Nacional de las Artes, 1998 y Personalidad Emérita de la Cultura Argentina en 1999.
Recientemente ha sido designado Académico Honoris Causa por la Academia Nacional del Tango. Fue postulado a candidato a premio nobel de literatura por la Argentina en el año 2004.

Felix Coluccio - Folklore - Argentina - Latinoamerica

Este es el blog de Felíx Coluccio, máximo exponente del folklore ARGENTINO, latinoamericano y del mundo. Su obra copmuesta por mas de 50 libros acreditan sus estudios y capacidades. Un estudioso y un ser humano excepcional.